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Música y protesta social en el Ecuador: del folclore y la nueva canción al hardcore y el hip hop

Fotografía © Santiago Ordóñez Carpio (2019).

Las canciones constituyen un importante mecanismo para difundir diversas inquietudes de los seres humanos. A través de sus letras se difunden mensajes e ideologías, y su música se vincula con la cosmoaudición de las diversas sociedades. Por su posibilidad de llegar masivamente a vastos sectores poblacionales, la música popular (a la que pertenece el género canción) se convierte en eficiente herramienta en las lides políticas. En Latinoamérica existe un repertorio de canciones, de diversa procedencia, vinculadas con las luchas sociales, algunas de las cuales se han constituido en verdaderos himnos de combate, tal es el caso de Venceremos (Claudio Iturra - Sergio Ortega), El pueblo unido jamás será vencido (Quilapayún - Sergio Ortega), Me mandaron una carta (Violeta Parra), o Pan, techo y empleo (Jaime Guevara), que han superado fronteras geográficas y generacionales.

Desde épocas prehispánicas, los cronistas puntualizan que los pueblos originarios de Los Andes usaban música para diversas circunstancias; Guamán Poma de Ayala en su obra Nueva Corónica y buen gobierno (1890) puntualiza “ . . . existieron varios tipos de temas musicales, aparte de aquellos ligados a los cultos agrarios . . . épicos para cantar sus glorias y hazañas . . . taqui [danza ceremonial], cachiua [canción y danza en coro], haylli [cantos de triunfo] . . .” (Idrovo 1987, 23). Posteriormente -en las guerras de la independencia- que posibilitarían la conformación de la Gran Colombia, los ejércitos libertarios incluían en sus repertorios marchas, con ritmos tradicionales de los pueblos sojuzgados, como La Vencedora, La Libertadora o La Guaneña en las que era evidente la ideología libertaria. El Ecuador se constituye como nación en 1830, y en sus diversas etapas político - administrativas, se han utilizado canciones que evidencian y promueven cánones y propuestas ideológicas y sociales. Así, por ejemplo, en el periodo liberal, conducido por el General Eloy Alfaro (1842 - 1912), se crearon marchas y amorfinos que ensalzaban la figura del Viejo Luchador y destacaban aspectos de su credo político. Al respecto, es importante señalar que algunos compositores, miembros del ejército liberal, como Casimiro Arellano y Antonio Cabezas, compusieron obras como Muertos que viven y Los Mamones, respectivamente, para difundir su ideología.

El 15 de noviembre de 1922 se suscitó en Guayaquil una masacre en contra del pueblo que, motivado por la recién conformada Federación Regional de Trabajadores del Ecuador (FRTE), exigía mejoras laborales. El Gobernador del Guayas, General Enrique Barriga, con la anuencia del Presidente del Ecuador, José Luis Tamayo, dispuso que el ejército disparara a mansalva contra alrededor de 30.000 protestantes (Muñoz 1978). No se sabe con exactitud cuántas centenas de personas fallecieron, cuyos cadáveres fueron arrojados a una fosa común en el Cementerio de Guayaquil o a las aguas del río Guayas: “luego, en la noche, numerosos camiones y carretas se dedicaron a recoger los cadáveres y echarlos a la ría" (O. E. Reyes. ob. cit. tomo II, p. 257). Al día siguiente el pueblo guayaquileño rindió homenaje a la memoria de los asesinados, lanzando a dicho río símbolos flotantes como flores, ramas, cruces de madera. El escritor guayaquileño Joaquín Gallegos Lara abordó el hecho en su libro Las cruces sobre el agua, publicado en 1946. En 1982 se estrenó, en Quito,  la obra musical Cantata al 15 de noviembre de 1922, como un trabajo colectivo de los artistas miembros del Centro de Arte Nacional, bajo la dirección de Rafael Larrea Insuasti; misma que en el 2009 fue reeditada en Guayaquil por el Frente de Artistas Populares y en el 2019 por la Escuela de Artes Musicales de la Universidad Central del Ecuador, de la capital de la república.

En octubre de 1977, el coronel Arturo Jarrín Cahueñas -Ministro de Gobierno de una de las dictaduras del Ecuador- ordenó se desalojara por la fuerza a los trabajadores del Ingenio Azucarero Aztra que exigían la suscripción de un contrato colectivo para mejorar sus condiciones laborales. La violenta actuación de la Policía Nacional dio como resultado el asesinato de alrededor de 100 personas, en la denominada Masacre de Aztra. Como una forma de homenajear a los caídos, y con el fin de preservar su gesta para la posteridad, el grupo quiteño de música protesta JATARI compuso las canciones Ya venía chispeando y Se llamaba Pedro que tuvieron gran repercusión en la época. El mismo grupo musicalizó en 1981 la cantata Daquilema , escrita por Marcelo Cevallos, en la que se dice:

Pocos, muy pocos, conocen a Lázaro Condo,
asesinado en Toctenizin en 1974,
o los nombres de los campesinos
que murieron en Aztra en 1977;
o de Mardoqueo León, negro del Chota,
o de Rafael Perugachi muerto a puntapiés
por la policía en Imbabura.

Un símbolo de la canción protesta en el Ecuador es Jaime “El Chamo” Guevara, cantautor quiteño que ha incursionado en el folklore y el rock desde la década de 1970 y se ha convertido en portavoz musical de las causas de estudiantes, trabajadores y grupos de desaparecidos en contra las injusticias de los regímenes de turno. En el gobierno de León Febres Cordero -1984 -1988-, por ejemplo, Guevara compuso la canción Pan, techo y empleo, en la que parodia sarcásticamente dicho slogan de campaña de Febres Cordero: 

 

Tus pistolas tronarán, dándonos pan,
y un sepulcro muy estrecho a modo de techo,
soportar tus apaleos no es buen empleo,
ya lo sabemos rufián.

El gobierno de Rafael Correa Delgado -2007 – 2017-, popularizó la canción Patria, tierra sagrada, compuesta por Sixto María Durán, con letra de Manuel María Sánchez, como una especie de himno popular de su gestión; Jaime Guevara cambió su letra y la convirtió en canción de crítica social:

Patria, mala palabra,
de cada oligarquía,
que aprovechó tu sangre
para engordar mejor.

Yo no quisiera verte
de sucia minería,
misma que mata el aire
las aguas y la flor.

 

 

En entrevista con Guevara, él manifiesta que el gobierno de Correa (2007 – 2017) logró acallar, en gran medida, las protestas sociales y que muchos de los cantautores y grupos musicales que criticaron las injusticias de gobiernos anteriores se “vendieron” a cambio de prebendas burocráticas, contratos y auspicios. Considera que esta tendencia continúa en el actual gobierno de Lenin Moreno; Guevara participó en las manifestaciones de octubre de 2019 en contra del actual régimen, cantó sus canciones, y publicó -a través de su perfil de Facebook- coplas contestatarias:     

 

¡Correa, Moreno,
idéntico el veneno!

Y como nunca confié
en promesas de un Estado,
si es preciso lucharé
en calles, plazas y prados.

Dices que eres policía nazional,
pero en tu traje de puerco
nunca olvides que está mal
si es que disparas al cuerpo.

Es notorio que en el Ecuador la música protesta, el folclor y la nueva canción van perdiendo vigencia como estructuras sonoras preferentes para las luchas sociales, dando paso a una ecléctica variedad de ritmos contemporáneos, entre ellos el rock, punk, hip hop. La tendencia a fusionar ritmos tradicionales y foráneos, como a partir de la década de 1970 lo ha venido haciendo Jaime Guevara, se hace evidente en propuestas como la de Los Nin, agrupación indígena de la provincia de Imbabura, que con estructura de Hip-Hop fusionada con ritmos autóctonos (como el sanjuán, zapateo o churay churay) e instrumentos electrónicos y tradicionales (flautas de Kotama, pallas, bandolín), más la utilización del kichua y el español para sus textos, ha tenido gran aceptación en los ámbitos indígena y mestizo.

Una agrupación icónica en el ámbito del rock y el hardcore (entre otros géneros) del Ecuador es Sal y Mileto; a ella pertenece el tema Aguanta, que se ha convertido en referente de protesta social:

Todo va a estar bien,
todo va a estar bien,
cuando los soberanos amos del norte
vengan a decirnos como carajos
debemos llevar la dignidad en nuestros bolsillos . . .

De todo nos dicen, de todo nos cuentan,
nos dicen aguanta mi gente, aguanta, resiste gente,
aguanta mi pueblo, aguanta. ¿Aguanta qué? ¿¡Aguanta qué!?
¡Aguanta qué pues hijueputa!

 

Las revueltas callejeras del mes de octubre de 2019 -inéditas por el grado de represión de las fuerzas gubernamentales- generaron una respuesta social también violenta; en ese contexto, aparecieron temas musicales significativos como el Hip Hop Rikchari, de Los Nin, que en parte de sus textos en español dice:

 

Estamos preparados para la batalla,
maldad, crueldad, frialdad, falsedad
no detienen esta lucha por la libertad.

Vaya que la gente estalla,
estamos preparados para la batalla,
somos los hijos de los que murieron
en manos de los pistoleros del imperio.

 

Del mismo modo, la banda cuencana Los Zuchos del Vado, difundieron el tema Huelga general: 

 

La ciudad está despierta
porque en la noche hay huelga
y es que si no se protesta
tampoco tendremos fiesta,
estos son tiempos salvajes
no vamos a hacer las paces
con los cerdos del gobierno,
tendrán que chupar infierno.

 

Estas canciones se difundieron masivamente, se viralizaron, a través de plataformas virtuales, redes sociales e Internet que masifican sus contenidos, superando las cortapisas y prohibiciones de organismos de control, que -en la mayoría de los casos- no cumplen con sus objetivos. Por lo expuesto, y acorde con una realidad compartida en el planeta, la música protesta en el Ecuador va por otros derroteros y los géneros musicales y formas tradicionales de difusión hoy son tan solo un recuerdo en el imaginario de las antiguas generaciones.

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