25 años y un poco más de música completan por su cuenta Tenacious D, Weezer y Foo Fighters, bandas de rock alternativo que empezaron sus carreras a inicios de los noventas y quienes están unidos por una amistad forjada por el oficio de hacer buen rock, de ese que es bonito para escuchar solo o acompañado.
Luego de que el sol se pusiera en uno de eso clásicos crepúsculos rolos, exactamente a las 6:30 de la tarde se apagaron las luces del Campín mientras la voz del veterano actor y músico Jack Black retumbó en el escenario recibiendo un grito jubiloso de los cumplidos asistentes que aún no llenaban las gradas ni la grama del estadio.
Jack Black es reconocido por su carrera en el cine sobre todo por ser la voz en inglés de Po, el Panda protagonista de la trilogía “Kung Fu Panda”, viéndolo en el escenario es claro, porque fue escogido, no solo por un tema volumétrico sino por su gran capacidad para el humor, cada canción se presentaba al público con un breve sainte que daba un contexto de la historia de la composición.
Peleas del dúo sobre el escenario una extraña escena de maltrato a los roadies previa a la canción “Roadie” mostraban a un Jack Black que se robaba el escenario no sólo por su presencia escénica sino también por la potencia y versatilidad de su voz que por momentos hacía recordar cánticos místicos o espirituales traídos de tiempos ancestrales.
El corpulento duo , completado por el menos conocido pero igualmente talentoso Kyle Gass, entregó un gran repertorio en 45 minutos que culminaron con su reconocido éxito “Tribute” que da cierre a su largometraje de 2002 “The Pick of Destiny”, la canción narra el enfrentamiento entre los dos músicos y el diablo baterista, que es interpretado en el filme por el vocalista de Foo Fighters, Dave Grohl.
Ya con la máquina lista y en movimiento llega Wezeer a mandar la parada en el escenario, sin miedo empezaron con una de su más reconocidas y, por lo mismo, esperadas canciones: “Buddy Holly”, que instantáneamente fue coreada por quienes recordamos aquel video con escenas de la clásica serie de los 70s "Happy days".
La onda fue subiendo cuando tocaron “Hash Pipe”, esa rola (¿recuerdan a los luchadores de sumo del videoclip?) que los catapultó a la fama internacional iniciando el milenio. Esta banda angelina, que puede decir que se ha juntado en el estudio para grabar más de una decena de discos, se dió el lujo de escoger de sus clásicos para el repertorio de la noche por lo que se hicieron presentes “Pork and Beans”, “Perfect Situation”, la preciosa “Island in the sun”, la fiestera “Beverly Hills”, y les alcanzó para terminar su presentación con una viejita del 94: “Say It Ain’t So”, valga decir que previo a la interpretación Rivers Cuomo dijo la frase que hizo estallar a los fanáticos asistentes de emoción: “Sumercé, ¿se le ofrece algo?”.
Con un Cuomo bilingüe a la cabeza, la banda presentó a los capitalinos su nueva canción “End of the Game” que por su punteo inicial y sus riffs de guitarra es un obvio tributo a Eddie Van Halen, quien curiosamente era el motivo de la camiseta que esa noche usaba Taylor Hawkins, batería de Foo Fighters.
Pero Weezer no se quedó sólo en su repertorio, sino que como una banda madura y que recientemente lanzó un disco de covers ("Teal Album") dejó que público disfruta sus versiones de "Paranoid" de Black Sabbath, "Take on me" de A-ha (en la que Cuomo se dió garra con la guitarra) y la cereza del pastel, "Lithium" de Nirvana, con la que Dave Grohl aceptó haber soltado lágrimas de añoranza antes de su presentación hace unos días en Rock in Río.
Luego de la espera y cuando el reloj marcaba las 9:15 de la noche entró al escenario Dave Grohl, corriendo de un lado a otro, mientras gritaba y rasgaba las cuerdas de su clásica guitarra azul como un alma poseída por el rock, sin mucho tiempo para esperar y luego de el grito final de este preámbulo: “Are you fuking ready?” sonó el riff de “All my life” y así dos horas de música de Foo Fighters empezaron bajo el despejado cielo nocturno de Bogotá.
"Learn to Fly", "The Pretender" y "Run" fueron las siguientes invitadas al escenario pero fue "The Sky Is a Neighborhood" la que creó uno de los momentos memorables de la noche tanto por la presencia de tres bellas coristas con voces impresionantes que aparecieron en el escenario (seguro el público echó de menos a Violet, la hija de Grohl que suele acompañarlo en los coros), sino también porque en un instante el estadio se convirtió en un cielo estrellado con las miles de luces encendidas por el público, sencillamente hermoso.
La energía del líder de la banda era solo equiparable con la fuerza en las baquetas de Taylor Hawkins quien, luego de la interpretación de “Times Like These" se desató en un solo de batería que impresionó tanto por la virtuosidad del percusionista como por la inmensa plataforma en la que elevada a varios metros sobre el escenario sostenía Hawkins mientras improvisó por varios minutos y posteriormente cantó "Sunday rain", corte del último álbum de la banda intitulado "Concrete and gold".
“My hero” fue interpretada en su versión extendida pero no nos dió ninguna sorpresa como la que años atrás logró hacernos llorar, sin embargo las emociones no pararon y los asistentes corearon a todo pulmón rolas como “These Days” “La Dee Da” y “Walk” a las que siguió una genial versión de “Under Pressure” de Queen / Bowie cantada por Hawkins mientras fue acompañado por Grohl en la batería en la que justo al momento de bajarse hizo sonar el inolvidable comienzo de “Smell like teen spirit” (seguro muchos nos emocionamos con eso).
Para el cierre aparecieron viejos clásicos de los primeros álbumes que hicieron brincar al público del Campín "Monkey Wrench" (un de mis favoritas) "Hey Johnny Park!", seguida de una hermosa y suave versión extendida de "Wheels", la infaltable "Best of You", "Big Me" recordado clásico de su primer álbum, "This Is a Call", para terminar la noche a las 11:15 con la esperada "Everlong", que seguramente hizo mojar mejillas a los afortunados asistentes.
Luego de que uno de los conciertos más esperados del año llegó a su fin y con la satisfacción de que logró superar las expectativas de los rockeros asistentes, nos quedamos nuevamente marcando días en el calendario hasta el regreso de estos monstruos del rock y que sean proféticas las palabras de Dave Grohl, quien dejó abierta la posibilidad de volver en 2020, cruzamos los dedos para que se cumpla.
No olviden escuchar rock, la dosis mínima recomendada es un par de buenas rolas al días :P.
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