1986, la primera conexión, 2021, 35 años después, el interés persiste, Embajada Española lo difunde
La Embajada de España en Perú me propuso ser curador de playlists con músicas de Perú, es la primera vez que invitan a un peruano para ello, lo cual agradezco profundamente; la primera que me solicitaron fue una de nuestra movida de “Rock Subterráneo”, antes de compartirla, desde este artículo, me gustaría resaltar esa conexión española-peruana de dicha movida y… el porque de las comillas.
Perfil de Spotify de la Embaja de España en Colombia
La Embajada de España en Perú se ha distinguido por su labor cultural en nuestro país, hace casi dos años su personal tuvo la estupenda iniciativa de crear Em Lima, una cuenta en Spotify para impulsar, sobre todo, las músicas españolas, a través de la cual ha compartido canciones de representantes de diversos géneros y sub-géneros musicales (Ejs. “Rock progresivo español”, “Punk Radical Vasco”, etc.), momentos estelares de esas músicas en la historia (Ejs. “Las chicas ye-ye”, “Pop español de los 80. Movida…”, etc.) y planteamientos conceptuales con ellas (“Navidad alternativa y poco convencional”, “Canciones sobre la muerte”, etc.). Los invito a escucharlas, ¡están buenazas! Haciendo extensiva esa loable iniciativa también ha dedicado playlists a nuestro rock, a músicos que se expresan en nuestra lengua nativa (el quechua) y a representantes maravillosas de nuestras músicas: Chabuca Granda, Alicia Maguiña e Yma Sumac. Antes ya había colaborado con la Embajada coordinando playlists de invitados españoles como las del músico Luis Martín de Lobos Negros, banda pionera rockabilly (años 80), y del colega Jesús Ordovás, histórico Disc Jockey y autor de importantes libros sobre músicas. En total, la Embajada suma más de 80 playlists, en una iniciativa que ninguna otra embajada ha tenido en nuestro país. Soy, pues, el primer invitado peruano en curar una playlist para la Embajada de España en Perú. ¡Qué honor!
Desde la práctica del rock en Perú, hubo rock subterráneo, que corría paralelo al mainstream (digamos “rock mainstream”), sin que, necesariamente, una banda de una opción era mejor que otra de la opción contraria. Nuestro primer rockerologo, el destacado publicista Estanislao Antonio Ruiz Floriano (“Zanahoria” o “Stanis”, para los amigos) en su libro “No es sólo rocanrol” refiere que en el año 1958 veía tocar a un conjunto rocanrolero en una casa de su barrio de Magdalena, de alguien a quien llamó “Mr. Evans”, un estadounidense profesor de inglés y músico de jazz, ese conjunto hacía versiones de clásicos del R&R; y ya, en la segunda mitad de los 60, contó que, en su barrio, existían bandas que no accedían al circuito establecido de presentaciones en “Matinales” para darse a conocer, y solo tocaban ocasionalmente en fiestas, en muchos casos, bandas subterráneas que no salieron del circuito barrial y que no grabaron.
Ya en los años 70, en Lima, y seguramente en otras ciudades del país, surgieron diversas bandas, haciendo covers o no, que desaparecieron sin dejar rastro y que en su momento no accedieron a medios de comunicación, ni a sellos discográficos, es decir no tuvieron manera de hacerse visibles más allá del entorno en el cual se movían, quizá algo de su material esté guardado en cintas de carretes esperando ser rescatadas del olvido o del desconocimiento.
Algunas bandas subterráneas que existían a fines de los 70, fueron las que generaron, en 1983, AMUSI (Asociación de músicos independientes), fueron las que tenían personalidad y más proyección, componiendo sus temas propios e incluso grabándolos, aunque mayormente no los editaron o no fueron de interés de sellos. AMUSI organizó un par de conciertos, donde Leusemia, la primera banda de “rock subterráneo”, se dio a conocer, oficialmente, más allá de ocasionales fiestas donde había tocado.
Entonces, deseo enfatizar en la existencia de dos rocks subterráneos; cuando me refiero al rock subterráneo, me refiero al que existía desde los inicios de la práctica rocanrolera en el país, y cuando me refiero al “rock subterráneo” (entre comillas) o “rock subte” o “rock sub”, lo hago al, mayormente, influenciado por el punk; el punk rock produjo que la historia del género musical más universal, el rock, prácticamente, divida su historia en dos.
El caldo de cultivo del “Rock Subterráneo” fue el pésimo segundo Gobierno del arquitecto Fernando Belaunde, un político que “vivía en las nubes” (como lo graficaban en las tiras de la época) mientras el país caía en una seria crisis económica, a lo que el pueblo respondió en las elecciones, de mitad de los 80, optando por una opción pseuda-mente radical: el APRA, que acabó, igual, decepcionando. Es una historia que estamos condenados a repetir, desde el inicio de nuestra vida republicana a la actualidad. Mayormente, los iniciadores del “rock subterráneo” fuimos formados en la década de los 70 del Siglo XX, en la cual el Perú pasó de una revolución militar que falló en lo colectivo a un segundo periodo de licenciosos militares en el poder, fuimos formados en el autoritarismo y la represión.
A diferencia de generaciones anteriores, considero que la movida de “rock subte” trascendió y permitió la continuidad del rock en nuestro país porque practicó la autogestión, ello no es que no se practicara antes en nuestro medio (por ejemplo, algunos cantautores editaron su material en casetes, caso Daniel “Kiri” Escobar), sino que hizo de ello su filosofía de vida. Justificado por el lema punk: “Hazlo tú mismo”. Autogestión para organizar sus conciertos y la difusión de éstos, sus medios de comunicación como los fanzines, volantes, afiches y pancartas, y la auto-edición de sus registros sonoros, utilizando el formato accesible de la época: el casete, al que llamaron “maqueta” (por influencia española).
A inicios de 1985, Narcosis fue la primera banda “sub” que se autoedita una producción. A mitad de año, las otras bandas pioneras del “Rock Sub”, Leusemia, Autopsia, Guerrilla Urbana y Scuela Crrada (Escuela Cerrada), dieron forma al primer compilado de esa escena, titulado “Volumen 1”, la que fue financiada por dos músicos “subtes”: Edwin Scuela (de Scuela Crrada) y José Eduardo Matute (de Guerrilla Urbana y después Ataque Frontal). Aproximadamente, un mes después, Autopsia presentaría una maqueta propia; y a fines de ese año, estas 13 bandas dieron forma a un segundo recopilatorio (“Vol 2”): Éxodo, Radicales, Sociedad Anónima, Conflicto Social, Excomulgados, Eutanasia, Los Yndeseables, Flema, Delirios Krónicos, Frente Negro, Eructo Maldonado, Pánico y Sociedad de Mierda (S de M), la mía. La mayoría de estas bandas empezaban y tenían escaso conocimiento de sus instrumentos pero muchas ganas de expresarse.
Esta segunda maqueta compartida por las bandas mencionadas fue gestionada por Iván “Zurriburri” Santos (de Flema y actual músico de Eter-K), y Paco “Kerouac”, de “La Nave de los prófugos”, mesa callejera de venta de casetes; las bandas registraron sus canciones en el Estudio Filderes, grabando cada tema ¡una sola vez! No había recursos económicos para más. Este compilado fue conocido como “La maqueta de los 13 grupos” y empezó a circular con el nuevo año.
En la actualidad, una interesante opinión sobre esta cinta la ha dado Gustavo Vargas Torres, ingeniero y autor de la novela “El gato del pueblo”; ésta es su opinión, desde un artículo de la web Subte Rock: “Aquí está el verdadero Perú profundo: el Perú de las coimas, de las instituciones precarias y el pasado vergonzoso (“¿Qué patria es ésta?”); el Perú del desempleo (“No insista, no hay vacantes”), de los medios creados para manipular a las masas ignorantes (“Televisión, la puta del sistema”); el Perú de la desesperanza, del dolor; el Perú sin futuro y sin salida al que se tuvo que enfrentar mi generación: «te dice tu viejo que leas las noticias / cincuenta muertos y quieres estar entre ellos» (Eutanasia, “Tratas de buscar algo”), al que nos seguimos enfrentando. Aquí está retratado el carácter nacional: el del peruano taimado, socarrón, el peruano que te está estudiando para ver si se puede aprovechar de tu ingenuidad, de tus errores, pendiente de que descubras el resquicio por donde te puede timar (“Rodeado de tanta basura”), el del peruano orgulloso de saber cómo acomodarse para trepar al carro (“Camaleón”).
Hay que tener en cuenta que entre quienes formaban estas bandas había chicos de entre quince y veinte años, recién salidos del colegio y a punto de enfrentarse a la trituradora de carne de la realidad nacional. No es gratuito que aquí también esté el espíritu de la rebelión de aquellos a quienes los más afortunados nos llamaban resentidos (¿cuántas veces habré gritado “Púdrete pituco” y “Maldito perro burgués”?)… Al igual que las narraciones de John Fowles, de Hubert Selby, de Luis Urteaga Cabrera, esta cinta tiene el sonido justo y necesario para graficar la violencia, la demencia y la podredumbre… y eso era el Perú de los 80 y eso sigue siendo el Perú de ahora, porque (me robo otra frase de “Tratas de buscar algo”) ‘el tiempo pasa y todo sigue igual’”.
Al parecer, fue el contenido de esta maqueta (o como desees llamarla: casete o cinta) la primera noción de nuestro “rock subterráneo” que tuvo España gracias, precisamente, a la autogestión. Les contaré ahora como ocurrió ello.
Probablemente, el primer medio de comunicación que difundió nuestro “rock subterráneo”, con extensión y conocimiento de causa, fue uno de España, más precisamente Radio 3 (Radio Nacional de España 3 – RNE 3), en una emisión dedicada a Perú de su programa “Disiden3” (juego de palabras entre disidentes y 3, por Radio 3), realizado por el histórico Disc Jockey José Miguel López, programa exquisito dedicado a músicas del mundo, que actualmente tiene su continuidad con otro espacio excelente llamado: “Discópolis”, emitido desde la misma emisora radial, que tiene un récord que debe ser mundial, ¡más de 11 mil emisiones! ¡Qué bravo López!
¿Cómo accedió a ello nuestro querido amigo José Miguel? “Para la semana santa de 1986 fui a la radio (RNE), hablé con el conductor, José Miguel López, del programa que se llamaba Disiden-tres (“Disiden3”). Lo escuchaba mucho en Barcelona y cuando fui a Madrid se me ocurrió llamarlo y contarle lo que tenía y si quería escuchar. Me invitó al programa y le dio a la chicha y al rock nacional que le llevé… Me hizo unas preguntas, entrevista, hablé un poco de lo que era la chicha en ese momento, yo había hecho mi tesis de grado sobre ese tema…” es el testimonio valioso, que puso en su FB el destacado fotógrafo Jaime Razuri, actualmente profesor de fotografía en la Universidad de Lima y en el Centro de la Imagen. Al parecer con esa entrevista, López armó un programa especial, presentado en mayo del año en mención, en el cual incluyó cumbia psicodélica, chicha, rock subterráneo y “rock subte”, de éste cogió varios temas de la maqueta de los 13 grupos, de mi ex banda, Sociedad de Mierda, tomó los únicos dos temas grabados que teníamos hasta entonces (ambos incluidos en esa maqueta), fue la única banda, no solo “subte”, de la que cogió dos temas para ese especial. ¡Vaya honor!
Meses después de esa emisión, grande fue mi sorpresa al recibir de manos de Jaime, un casete con el programa y el añadido de música de Kaka de Luxe (banda seminal del punk en España), que había solicitado a López, porque en Lima era difícil conseguirla. El programa estaba bien armado, parecía ¡un documental sonoro! Creo que le tomó bien el pulso a lo que ocurría en ese momento en nuestro país, y le dio una importancia crucial al “rock subterráneo”, algo que no era habitual en nuestro medio. Hice copias de esa cinta y fui obsequiándolas; constituyó un respaldo inimaginable en momentos en que la movida no era muy comprendida fuera de su ambiente.
En esa emisión se incluyó un tema, completo, de una banda española, el cual desconocíamos hasta ese momento, se trataba de
“Oro peruano” de Curva Peligrosa, una visión joven española sobre lo que vivía Perú en los ochenta, escuchémosla:
Otra tremenda sorpresa me llevaría años después cuando entrevisté a Siniestro Total, banda española pionera del punk, que influenció a la mía, cuando acababa de entrevistarlos en su visita a Perú en los 90, les pregunté si conocían bandas de mi país, a lo que su fundador Julián Hernández me dijo que recordaban ese programa de RNE3, señalando que se le quedó en la mente una canción que hablaban sobre lo mal del Perú, al recordarle la letra de “¿Qué patria es ésta?”, me dijo explosivamente: ¡Esa! Le dije que era un tema de Sociedad de Mierda, mi ex banda, y que era composición mía, ante mi estupor, cogió una servilleta y me dijo “Dame tu autógrafo”. Yo hice ¡plop! El mundo al revés. Agregó que las bandas “subtes” le sonaban fuertes, y que pudo escuchar con atención el programa porque a esa hora su banda estaba saliendo de la ciudad a una presentación y su vehículo estaba en medio de una congestión vehicular. Esa preferencia por mi banda, años después la volvió a mencionar en una entrevista online para la revista de Barcelona: “Pliego Suelto”. Recordemos que Siniestro Total tiene esta canción de los primeros 80, en que mencionan a Sendero Luminoso (“Tiene un hijo maoísta / En Sendero Luminoso / Que se exilia presuroso / Y se le pierde de vista)
Hace poco, una nueva sorpresa fue conocer la opinión favorable sobre SdeM de José Ángel Mañas, considerado en los noventa como el escritor español joven más importante, con obras traducidas a varios idiomas y cuatro de ellas llevados al cine. Mañas, es amante de la música y tiene al menos dos libros dedicados a ello, el ensayo “El legado de los Ramones” (2011) y “Extraños en el paraíso, la verdadera historia de la Movida madrileña” (2018: original para audiolibro). Otra muestra de aprecio que vino de España a mi ex banda fue su inclusión en un libro sobre la trayectoria de Dead Kennedys, banda pionera en el mundo del estilo que desarrollábamos: el Hardcore Punk; ese libro se titula: “Dead Kennedys: Muerte al sueño americano” (Quarentena Ediciones, 2013) y su autor es Marcos Gendre. ¡Replop! Posteriormente, hubo una propuesta de un sello español para incluir a SdeM en un compilatorio, pero solicitaban el envío de las ¡masters de nuestras grabaciones! Obviamente, no aceptamos. Todo ello nos complace, pues a mi ex banda la influenciaron las primeras bandas “subtes” peruanas, las de punk y hardcore de Brasil y las primeras bandas españolas de punk.
La relación de bandas y canciones “subterráneas” que elegí, hace un mes, para la Embajada de España en Perú ciertamente es limitada a lo que Spotify ofrece; obviamente, existieron muchas más bandas, y hay más canciones “subs” en el soundtrack de mi vida que no están en esa plataforma, las de bandas como Excomulgados, Éxodo, Extraña Misión, Guerrilla Urbana, Kaos, Kilowatt y sus Cuchillos, Las Hijas de la Decadencia, Masoko Tanga, Se Busca, Sin Kura, Único Eunuco, Vilis y Los Yndeseables, Virgen Sideral y Zcuela Crrada.
En mi playlist incluí a las bandas representativas de nuestro “rock subterráneo”, en el lapso de tiempo que considero fue el más importante, mitad e inicios de la segunda mitad de los 80, lo que vino después… es otra historia. Las canciones que elegí para la playlist me gustan en su mayoría: Inicia la playlist “Patricia, la del Bulevar”, casi la primera canción que escuché de Leusemia, una de mis bandas favoritas de toda nuestra historia rockera, en el primer concierto de AMUSI (1983), Daniel F la presentó en ese entonces como “canción de amor para mi vecina, una niña”. Le sigue uno de los himnos del “rock sub”: “Oirán tu voz, oirán nuestra voz”, también de Leusemia; en el caso de Narcosis, otra de mis bandas favoritas de todos los tiempos, me resultó difícil la elección pues la mayoría de sus canciones son potentes y clásicas de nuestro “Rock Subte”, opté por “Represión” y “Destino”; también me fue difícil elegir un par de Autopsia, su única maqueta trae temas contundentes, opté por “Detestamos el poder” y “Esta es la democracia”, tan vigentes aún; de G-3, están “Antisocial” y “Traicionado”, representativas de la identidad de esa bandaza; de Eutanasia, siempre preferí sus primeros temas, como “Orden criminal” y “Tratas de buscar algo”; en el caso de María T-Ta, tuve solo una opción que propone Spotify: “La pituchafa” (titulada en extensión: “La pituca huachafa”), ojalá más temas de ella se suban a esa plataforma, ¡lo merece! Espero que su legado sea comprendido más allá de cualquier prejuicio; difícil elección también en el caso de Delirios Krónicos, de su única maqueta, una de las que más atesoro, incluí: Épocas futuras y Silencio total, ésta última una versión de un tema de Los Shapis (aunque nunca la encontré por ese grupo de chicha), “la banda del chico de la moto” le modificó la letra; de Kimba Vilis, La Banda de Kadalzo, uno de los proyectos experimentales del batero de Leusemia, opté por “Anarquía – 1989”; de otro leusemico, Daniel F, me decidí por dos himnos de mi vida: “Instantes eternos” y “Kursi Romanza 4”, aunque su primera maqueta no tiene desperdicio en mi alma y es una de las mejores de todos los tiempos; de Salón Dada, otra de mis bandas favoritas, también me fue complicado optar solo por estas dos canciones: “Mutatis Mutandis (Parte 4)” y “Clavicordio sin fin” y de su continuidad Col Corazón escogí las alucinantes “Sisina” y “Marlene”; de Benito Lacosta (cuyo nombre extensivo era Benito Lacosta y sus exigentes), una de las primeras bandas “raras” de la escena va “Inútil te lloré”; de Eructo Maldonado (cuyo nombre inicial era Eructo Maldonado y los que no subieron al estrado), una de las bandas “subtes” más profesionales y divertidas van, la clásica: “Venga a vivir a Ayacucho” y la chonguera: “Lorena baila el mambo como ninguna”; de Luxuria, otra banda injustamente poco valorada en su época están, la clásica: “Arroz con leche” y la alucinada: “Subconsciente”; de Kaos General, banda que nunca vi en vivo, puse “Violencia que asesina”; de QEPD Carreño, su tema más conocido: “Mi vida agoniza”; de Lima 13, una de nuestras bandas postpunks que debió tener más trayectoria, opté por sus temones: “Desaparecida” y “Tratando de escapar”, de la cual, Dolores Delirio, cuando era una banda respetable (en los 90), hacia una contundente versión; de los archi-citados Voz Propia, cuya discografía ha tenido diversas ediciones gracias a que la persona con la que grabaron, Wicho García (de Narcosis), conservó las cintas originales, están dos temas clásicos de nuestro rosario “sub”: “Ya no existes” y “Fiestas negras”; de Ataque Frontal va la apabullante “Memorias” y de Sociedad de Mierda, su clásica: ¿Qué patria es ésta?, que originalmente era a tres voces pero cuando el Omiso entró, a la banda, como “gritante”, pasó a ser, básicamente, solo a una voz (y coros), su portentosa voz.
Les dejo entonces con estas canciones de cuna “sub”, seguramente muchas les sonaran “crudas” (por la falta de sapiencia musical o nula producción en estudio) pero habría que destacar que el “rock “subterráneo” a diferencia de géneros musicales tradicionales como la música andina o la criolla e incluso de parte de nuestro rock hecho en las décadas del 60 y 70 (o en décadas posteriores), mayormente crearon sus propias composiciones, pocas veces grabaron o hicieron versiones, instauraron finalmente ello en el rock en general en nuestro país. Escuchemos este testimonio de una época en la que a una mancha de adolescentes y nacientes jóvenes los unificó la necesidad de expresarse tomándole el pulso a la actualidad, expresarse seguramente de manera ingenua y primitiva, pero con las entrañas. En momentos donde otros ponían las balas, otros pusieron el corazón. Lo puse y perdí, no me arrepiento.
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