¡Sobre tu tumba bailaré! (segunda parte)

La Salsa no sólo se ha nutrido de las historias personales de los autores, del pueblo, del barrio, ella misma se ha ido reinventando (palabra tan famosa por estos días), acomodandose a las circunstancias culturales de las diferentes décadas por las que ha ido atravesando.

Para los años 50 aún no se llamaba Salsa, las orquestas cubanas acaparaban el mercado tropical latino y tocaban desde un amoroso bolero hasta un festivo mambo. Cantantes como Celina y Rutilio encontraban en sus canciones la mejor manera de adorar a sus santos y esos mismos cantos los bailaron y entonaron latinos de todo el mundo sin saber quien es Babalú Ayé o Changó y sin siquiera imaginarse que estaban enalteciendo deidades Yorubas. En los 60 cuando el Rock estallaba, la Salsa se nutría de él y encontraba en la explosión musical ese sonido que le permitió hacerse un campo en la escena mundial. 

Luego llegaron los 70s y la Salsa sintió que debía contar algo y así lo hizo, de la mano de la Fania trascendió fronteras llegando a Japón o a Zaire, en un mítico concierto en el que la Salsa llegó a la tierra de sus ancestros. Para los 80s el Pop y Balada pop toman fuerza en el mercado anglo y la Salsa empieza a tornarse más romántica. Cantantes que hicieron parte de grandes orquestas a finales de los 70s empiezan a hacerse solistas y con ellos el amor, el romance y la sexualidad empiezan a tomarse las emisoras latinas. Es en este momento en el que aparece la llamada Salsa Romántica que encuentra en letras de baladas anglo y latinas una gran fuente de inspiración para su creación. Tomaban estas letras y algún virtuoso y comercial músico les hacia los arreglos y ya tenías la canción lista para dedicar a la pareja de turno. 

De este método no se salvó casi nadie. En su carrera de solista Héctor Lavoe hecho mano a una canción muy conocida de la balada latina compuesta por Amanda Miguel y Diego Verdaguer, famosos interpretes de este género romántico, y la popularizó en las discotecas salseras como “Ella mintió” Entonces, mientras en sus casas o pequeñas cantinas una gente se cortaba las venas cantando “Con el corazón destrozado y rostro mojado soy tan desdichada quisiera morirme” en los grilles de salsa de Nueva York, Miami o Cali “falsas caricias que me estremecían y no me amaban no, no” era lo que musicalizaba el baile, las vueltas y piruetas de parejas que pudiendo o no estar despechadas se encontraban en el calor de la pista.

Romance a la salsa

Empezaba 1986 y Stevie Wonder lograba posicionar su sencillo “Part Time Lover” en cuatro diferentes listas de Billboard y la Salsa no estaba dispuesta dejar pasar semejante éxito sin volverlo suyo, fue así como Bobby Valentín, mítico bajista y arreglista de la Fania, la convirtió en su “Amor a medio tiempo” y les hizo una canción a los amantes latinos que al día de hoy todavía la bailan con la luz muy bajita y los ojos cerrados.

No solamente de la Balada se nutrió durante la década 80 la Salsa, desde inicios de los años 60 Tito Rodriguez grabó discos en homenaje a la Bossa Nova que dejaron éxitos como “Cara de Payaso” y más adelante Ismael Rivera grabaría “Mi negrita me espera” también tomada de la música tradicional brasileña. De tal manera que artistas tan inquietos como Willie Colón, ahora en su etapa como solista, no podía dejar de experimentar y fue así como terminó explorando estos ritmos cariocas, popularizando en el público hispano parlante su versión de "Oh ¿qué será?" de Chico Buarque hasta el punto que hay gente que se pregunta ¿cuál fue primero? Muchos de los grandes músicos de la Salsa señalan a la música brasileña como un gran inspirador en su trabajo, el hecho de que letras profundamente melancólicas y nostálgicas llenen el repertorio tanto de la Salsa como de la Samba y que las dos se bailen a rabiar con una sonrisa siempre en el rostro es un bello punto de encuentro.

Es en este momento en el que aparece la llamada Salsa Romántica que encuentra en letras de baladas anglo y latinas una gran fuente de inspiración para su creación.

Yéndonos más al sur, el tango y la milonga, han sido una fuente inagotable para la música afroantillana. “Nostalgias” uno de los tangos más famosos de la historia, ha sido popularizado en el caribe en una versión de Angel Canales que recuerda más un bar de La Habana que una cantina en Buenos Aires. Orquestas como El Gran Combo de Puerto Rico tomaron la “Milonga Sentimental” de Homero Manzi e interpretada por Carlos Gardel y le hicieron una versión que pone a bailar hasta un muerto. 

Lo que llama la atención en este sentido es que géneros ubicados en espectros tan diferentes donde  difícilmente se logre encontrar algo de similitud canten a lo mismo de maneras tan diferentes, El Tango duele, porque duele, es gris, es nublado y llueve en él, en la Salsa hay color, hay sol y es ahí donde la Salsa se la juega en el espacio de reconocer el Otro y hacerlo propio. No banaliza la tristeza, tampoco la alegría, les da el lugar que corresponde a cada una y logra matizarlas. 

Cuando los Hermanos Lebron cantan “…en la vida cuando hay una alegría, por cada risa hay diez lágrimas” se habla de eso, de la convivencia de esos dos sentimientos que viven tan instalados en la Salsa y a pesar de que duela, que se esté pasando mal, en el momento en que entran los coros la Salsa estalla, el que lloraba ahora salta, da giros y baila solo o en pareja. En el momento en que canciones como “Marejada Feliz” canta a esa desolación que deja la partida del ser amado en la que “…sin ella no estoy en nada sollozando como un niño” uno se pregunta ¿dónde está lo feliz de esta marejada? La contradicción esta presente en la Salsa, y es esa contradicción y su plasticidad lo que la hace tan compleja, diversa y rica.

Se acaba la magia llega la reinvención

A inicios de los 90 se hicieron experimentos que pudieron o no, ser muy afortunados. Uno de ellos fue cuando escuchamos a Tito Nieves y a Cheo Feliciano interpretando "Let it Be" y "Yesterday", respectivamente en un homenaje de la Salsa a The Beatles que a mi parecer no resultó muy bueno pero que demostró nuevamente la capacidad de adaptación que posee la Salsa frente a diversos géneros.

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En la actualidad la Salsa se ha encontrado de frente con los llamados géneros urbanos, en donde si no tiene Reggaetón lo que haces parece que no puede llegar a ser exitoso comercialmente hablando (afortunadamente la Salsa también resiste en los circuitos no comerciales) pero a los que nuevamente la Salsa ha sabido adaptarse eficientemente. En el documental “La Clave” del año 2010 diferentes reggaetoneros hablan de cómo ven en la Salsa al padre de su género, de cómo ellos mismos componen sobre la misma clave y los salseros salen apoyando este nuevo movimiento pues ven en estos jóvenes la misma rebeldía de hacer algo nuevo con la música de la misma manera que lo tuvieron que hacer ellos con la Salsa en su momento. De esta fusión han salido muchas colaboraciones, hemos visto a Gilberto Santa Rosa cantando con Vico C “Lo grande que es perdonar” o a Andy Montañez junto a Julio Voltio y Daddy Yankee cantando lo que el mismo Andy denominó Salsatón y en Colombia dió origen a la Salsa Urbana, también llamada Salsa Choque que se convierte en el ritmo más popular de la juventud del pacífico colombiano, donde no sólo se encuentran la Salsa y el Reggaetón si no que se suman las marimbas y ritmos de la música tradicional de esta región mayoritariamente afrocolombiana y en donde, a diferencia de lo que pasa con los géneros urbanos alrededor del mundo, la Salsa Urbana la disfrutan los abuelos junto a sus nietos.

Muchos de los grandes músicos de la Salsa señalan a la música brasileña como un gran inspirador en su trabajo

La Salsa siempre va a tener la manera de reinventarse, ahora en tiempos en que no sabemos cuando podremos volver a bailar como se debe, donde miles de academias de baile alrededor de mundo cierran sus puertas para evitar el contacto físico y es en ese contacto del baile donde para muchos la Salsa habita, seguro ella encontrará su camino, no sólo para los que la disfrutamos toda la vida simplemente escuchándola si no para aquellos que dejando atrás el baile encuentren en ella otro placer que no sea el del simple goce de la danza.

Desde esa perspectiva, y respondiéndole a mi amiga francesa, claro que se puede hacer una versión salsera de la canción más conmovedora de la Chanson Française o bailar con una sonrisa en el rostro el más triste de los Tangos o las Milongas y cantar a grito herido la muerte de "El Negro Bembón", Camilo Manrique, Pedro Vargas o Josefina Wilson, por que si la Salsa nos ha enseñado algo es que, como bien dijo Andrés Caicedo: “no se trata de ‘Sufrir me tocó a mí en esta vida’ sino de ‘Agúzate que te están velando’".