“Fito” es defensor de derechos humanos, aprendiz de la vida, acompañado por la salsa. Formado como abogado con énfasis en asuntos de interés público, ha podido conocer un poco a los pueblos donde los tambores y las trompetas del son caribeño se reproducen, mientras que fue conociendo las dificultades y necesidades de protección, que le han llevado a señalar que aún hay sujetos de derechos por reconocer. Así, de la mano de las comunidades, sus ritmos y sus expresiones, el aprendizaje y el ejercicio de la profesión jurídica, tiene una dimensión más cercana a la condición humana.