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Pedro Navaja, el mafioso latino con origen europeo

Ruben Blades y Willie Colon

La Salsa se ha caracterizado por ser un ritmo urbano con narraciones contadas de forma literal o metafórica, este género tiene un sinfín de canciones con historias de tristeza, alegría y dolor, como la historia de “La rebelión”, canción de Joe Arroyo sobre la emancipación de los negros en Colombia o “Juanito Alimaña” de Willie Colón, que cuenta historias de barrios bajos de Nueva York, pasando por la rítmica “Quimbara” de Celia y Jhonny que con un pregón carente en apariencia de sentido, resulta ser una referencia a los orígenes afro tribales de los ritmos tropicales de Latinoamérica.

De todas estas historias hay una que se ha convertido en  un referente inmediato cuando hablamos de Salsa, me refiero a “Pedro Navaja” interpretada por Rubén Blades y Willie Colón, esta composición tiene sus orígenes en la historia de dos criminales londinenses del siglo XVIII Jonathan Wild (el ladrón de ladrones) y Jack Sheppard (el escapista), además de Claude Duval (el robacaminos) leyenda criminal de origen francés que a inicios de 1600 robaba, sin usar violencia, los coches que transitaban por rutas despobladas.

Todo empieza con una ópera ligera

Se preguntarán entonces ¿Qué tienen que ver tres criminales europeos con Pedro Navaja? y así no lo pregunten les voy a contestar: resulta que en 1716 surge la idea de escribir una ópera satírica para la clase alta, que hablase de criminales y prostitutas, esta idea se convirtió, gracias al talento de John Gay (Poeta Inglés) y el compositor Johhan Christoph Pepush (con ese nombre seguro no fue inglés, nació en Alemania, pero vivió la mayoría de su vida en Inglaterra) en “The Beggar´s Opera”, algo así como “La ópera de los mendigos”.

En esta ópera el protagonista, un criminal conocido como Capitán Macheath. luego de involucrarse con una prostituta, inicia una vida como ladrón en los caminos, combinado así partes de la vida de los criminales Wild, Sheppard y Duval. A pesar de ser  un criminal Macheath era admirado por el pueblo al igual que sus contrapartes del mundo real, como  Robin Hood, cuya existencia era una bofetada para la clase gobernante que, paradójicamente, parece ser tan hampona y corrupta como los facinerosos que persigue.

Los mendigos reciben 3 centavos

Pasan dos siglos y en los años 20s Bertolt Brecht, uno de los escritores alemanes  más prolíficos de su época, escribe una de las óperas alemanas más importantes del siglo, cuya música estuvo a cargo del compositor  Kurt Weill, esta fue “La ópera de los tres centavos” (Die Dreigroschenoper). 

En esta ópera (u obra de teatro musical, como quieran catalogarla), Brecht retoma el personaje de Macheath y le convierte en un maleante londinense, conocido como Mackie o Mackie Messer o Mackie the knife (algo como Mackie ‘el navaja’), quien se involucra con la hija de un reconocido criminal local, quien no ve con buenos ojos dicha relación y procura que Mackie sea enviado a la cárcel para luego ser colgado, pena de la cual se salva por un misterioso perdón de la reina de Inglaterra, casi casi como ocurrió en la vida real con Jack Sheppard, quien se escapó de la horca.

La ópera en su prólogo presenta la canción que introduce al personaje principal de la obra con la canción “Die Moritat von Mackie Messer” (La balada de Mackie ‘el navaja’), aquí se describe a Macheath como un letal asesino, comparándolo con un tiburón, quien esconde una navaja con la cual ultima a sus víctimas, de ahí su apodo;en Colombia, podríamos escribir la balada de ‘Alvi el Motosierra’ o algo así. “La Ópera de los tres centavos” fue escrita originalmente en Alemán pero no tardó mucho en ser traducida  a idiomas como inglés y francés.

Les presento a Mack ‘el Navaja’

Pasa el tiempo y “La balada de Mackie el navaja” llega a la voz de Louis Armstrong, quien la graba en los años 50 con el nombre de “Mack the Knife” pero es Bobby Darin quien, años más tarde, le da fama agregándola así al repertorio de  los crooners gringos, entiéndase como ‘crooner’ al cantante hombre que es acompañado por una gran orquesta en sus interpretaciones en vivo. Los más conocidos crooners son Frank Sinatra (a quien no le gustaba el término por considerarlo despectivo), Dean Martin, Paul Anka o algunos contemporáneos como Harry Connick Jr., Sam Smith, Robbie Williams, Luis Miguel y también, por qué no, el mismísimo Rubén Blades).

De los 50s a los 70s “Mack the Knife” da vueltas por ahí hasta llegar a los oídos de Rubén Blades dándole la inspiración para componer “Pedro Navaja”, que en este caso, ya no describe a al protagonista como un antihéroe sino a un proxeneta, que sólo tiene en común con Mackie el asesinar con una navaja que nunca se sabe dónde guarda.

Los dos personajes tienen rasgos comunes, Mackie es un crimnal silencioso y letal, que ataca de repente como un tiburón, como se puede ver en la primera estrofa de la “Mack the knife”:

Oh, the shark, babe, has such teeth, dear (Oh, el tiburón, nena, tiene esos dientes, cariño)
And he shows them pearly white (Y los muestra blancos como perlas)
Just a jackknife has old Macheath, babe (Solo una navaja tiene el viejo Macheath, nena)
And he keeps it, out of sight (Y la mantiene, bien escondida)
You know when that shark bites with his teeth, babe (Sabes que cuando el tiburón muerde, nena)
Scarlet billows start to spread (Un oleaje escarlata se empieza a extender)
Fancy gloves, though, wears old Macheath, babe (Guantes finos, siquiera, usa el viejo Macheath)
So there's never, never a trace of red (Así nunca, tendrá, una sola traza de rojo)

Por otro lado, Pedro tiene cualidades similares que son con descritas con detalle en las dos primeras estrofas de “Pedro Navaja”:

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar
con el tumba'o que tienen los guapos al caminar,
las manos siempre en los bolsillos de su gabán
pa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal.
Usa sombrero de ala ancha de medio la'o
y zapatillas por si hay problemas salir vola'o,
lentes oscuros pa' que no sepan qué está mirando
y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando.

Todo esto sin contar que los acordes son similares en las dos canciones.

La leyenda de “Pedro Navaja” ha nacido

La historia de Pedro Navaja contiene más detalles y es más cruda que la de Mackie, aunque por cruda no me refiero a mal construida, sino que es muy literal y tiene un lenguaje callejero más crudo y directo, lo que no pasa con “Mack the knife” cuya letra es más lírica.

Durante algo más de siete minutos Rubén Blades destraba su lengua para contar una historia que absorbe a quien la escucha, esto me recuerda que cuando la escuché por primera vez, dibujaba cada escena con detalle en mi cabeza, mientras  escuchaba a Blades verso tras verso, podría decirse que Blades es uno de los precursores del género urbano, no puede haber más calle en una canción que en  “Pedro Navaja”.

Si se escucha con detalle “Pedro Navaja” resulta ser un canción de rap, es una historia que no se canta, sino que se habla con ritmo, en esta canción se revela la habilidad de un Blades narrador, cualidad que se ha convertido en su rúbrica. 

La  canción, como sucede con frecuencia en la composiciones de Blades, está bien nutrida  en contenidos, permitiendo contar con detalle, de principio a fin, el fatal encuentro de un proxeneta  y su ex prostituta (que en la secuela de la canción sabremos que es un travesti) en una calle de Nueva York.

Es al final, cuando llega un borracho y se topa dos cuerpos, tendidos en la calle y aparentemente sin vida, que la canción encuentra un estribillo vestido de ebriedad que repite una y otra vez, mientras que  contrapuntea el epílogo con moraleja de la historia:

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
Como decía mi abuelita:El que rie ultimo se ríe mejor.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
Cuando lo manda el destino no lo cambia ni el más bravo,
si naciste pa' martillo del cielo te caen los clavos.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.

Una canción con secuela

Fue tal el éxito que en 1984 se produjo una película que no logró replicar el poder narrativo de la canción, dicha película grabada en méxico y protagonizada por Andrés García (un conocido galán mejicano de los 80s) no contó con la autorización del compositor, dicen las malas lenguas que a Blades le molestó el final de la película ya que él en su canción nunca dijo que Pedro había muerto (aunque Juanito alimaña fue a su funeral) y decidió contar la verdadera historia en la segunda parte de la canción intitulada “Sorpresas”.

Esta segunda parte está  incluida en “Escenas”, su cuarto disco en solitario, y retoma la historia justo después de que el borracho recoge las pertenencias de los dos cuerpos que encontró en la calle, con tan mala fortuna que un ladrón lo despoja de sus recién adquiridos “tesoros”, luego de interrogar al borracho el ladrón vuelve al lugar donde yacen los cuerpos en busca de algo más para recoger, pero se encuentra con que Pedro aún vive y sin dudarlo ‘el Navaja’ le propina una puñalada mortal (con otro cuchillo que llevaba escondido).

Aunque “Sorpresas” no cuenta con la calidad de su predecesora, si conserva ese estilo de ‘pregoneo’ que caracteriza el canto de Blades esa ‘Salsa conciencia’ (copiandome el nombre de Rap conciencia) que cuenta historias y siempre deja moralejas.

La Salsa, que cuenta con parte de sus orígenes en el Jazz, toma de este incluso las historias, como pasa con “Pedro Navaja” y “Mack the Knife” y nos demuestra que la música tiene un origen y una acogida dentro de las masas, por eso la música popular se ha afianzado como un fenómeno comercial en los últimos 70 años y seguirá, como lo ha hecho la Salsa, contando historias que a las personas comunes nos parecen mórbidamente fascinantes.

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